Lunes 30 de marzo, el reloj marca las cinco de una tarde primaveral en la que retornan la ilusión y los nervios del primer día, como si volviéramos once años atrás.
Desde que el taxista identifica mi camiseta y menciona "que orgullo ser de la Mesa de la Trinidad" ¿a su barrio verdad?
Desde ese instante recobro la responsabilidad que significa ser Hombre de Trono.
La Peña trinitaria es un improvisado patio de cuadrillas. Sin subalternos, todos primeras figuras del troneo. Hombres valientes del Trono que te arropan y tejen con energía el traje de luces enfajado.
Presentación de los nuevos que seremos eternos, y visto lo visto todos serán pregoneros. Juani encendió las velas del mosaico que anuncia el barrio, que plasma un sentimiento y propaga fe a la madre que nos arraiga desde sus pies al cosmos.